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Mostrando entradas de enero, 2024

Cartas a un joven bailarín 2

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  Carta 2   Estás -me dices- en la búsqueda de una disciplina para a la vez completar e interiorizar el trabajo sobre tu cuerpo. Me hablas del yoga... es curioso: yo también, en otros tiempos, he buscado esa disciplina. Entonces, déjame relatarte la búsqueda que me llevaba hacia fuera. A mitad de los años sesenta, partí de viaje hacia la India. Desde mi más tierna infancia, aquel continente, gracias a mi padre, no me era desconocido ni más lejano que tal o cual ciudad francesa que nuestra falta de medios, la guerra y la ocupación alemana nos hacían inaccesible y casi mítica. Y la Bhagavad-gita era uno de "mis libros" junto con los de Molière, Nietzsche y Baudelaire. ¡No he cambiado! La India es en efecto una región en la que se encuentran todos los climas, todas las razas, todas las religiones, todas las culturas, originales o importadas, e ir desde el Kerala hasta el pie del Himalaya pasando por el Rajastán es saltar del sur tropical al diminuto Mont Blanc con una escala en

ANTE TODO

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  ante todo no te culpo pero por qué entregarte sin vértigo al deseo ajeno dejar tu trabajo y entregarte a los hijos dejar alemán porque aprendías rápido y él no lo soportaba aceptar en silencio, blanca una amante un hijo de otra otra amante seguir seguir como si nada tiemblo qué cosas estaré soportando yo ahora opacadas bajo el trabajo milimétrico de la costumbre qué fuerza ejerce sobre mí el hombre que amo, para volverme más inútil sin saberlo y qué fuerza ejerceré yo, sobre quién hasta aplastarlo no te culpo yo tampoco he sabido rebelarme.   Natalia Leiderman Stařenka (Buenos Aires: Caleta Olivia, 2019). Este poema también está en Abrir el mundo desde el ojo del poema , de Alicia Genovese (CABA: Fondo de Cultura Económica, 2023).

CAZÓN

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  Cazón   Algo, bellísimo y tranquilo, brillaba corriente adentro mirando todo alrededor. Negro como bota de pescador y la pancita blanca. Si me pidieran una imagen, podría dibujar una sonrisa unos ojos perfectamente redondos, sobre el mentón, una sonrisa punzante miles de uñas afiladas. Y ustedes saben lo que una sonrisa significa ¿no? *   Quería alejarme, quería el exilio el pasado ya no era mi país; quería que mi vida se cerrara, y se abriera como una bisagra o un ala, como esa parte de la canción      cuando estalla contra las piedras: una explosión, un descubrimiento;      quería apurarme en el trabajo de la vida; quería saber, quienquiera que fuese, que estaba viva   viva por un rato.   *   Era la tarde, el verano había terminado. Tres peces pequeños, no sé qué eran, se apiñaban en las olas más altas mientras el cazón volvía nadando hacia adentro, sin esfuerzo, todo su cuerpo un solo gesto, un brazo negro que fácilmente podía acomodarse alrededor de los cuerpos de los pequeños pe

Cartas a un joven bailarín 1

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    Carta 1   Gracias por tu última carta, demoré un poco en responder. Discúlpame, pero ¡me haces tantas preguntas! Di vueltas en mi cabeza buscando cómo responderte pero cada pregunta generaba otra y así sucesivamente. No encontré respuestas, pero ¿existen respuestas? Avanzamos en la vida y surgen puertas frente a nosotros, abrimos una para encontrar una solución, la salida, pero cada puerta da a un pasillo a su vez lleno de puertas y hay que avanzar, elegir, continuar... aunque en el fondo en eso consiste estar vivo: en hacerse preguntas. Y la única respuesta, tan cercana y que sin embargo nos parece siempre alejada, es la muerte. Ya ves, me disculpo, estoy alejado de la danza... sí y no, la danza es mi vida, la danza cada mañana me hace preguntas y cuanto más avanzo, menos sé. Una única certeza: continuar; una única convicción: el trabajo. El arte ha sido creado por los artesanos ; más tarde, mucho más tarde, vinieron los artistas , que casi siempre han matado al arte, en todo cas

MIS HIJAS

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    Virginia, desde muy pequeña, era solitaria y rebelde. No quería comer, quería cruzar la calle sola, usar mis zapatos y no los suyos. Los regalos la molestaban, no quería tomar mi mano y caminaba adelante. Parecía ofrecerse a los peligros. Me preocupaba, pero yo había empezado a escribir. Florencia, en cambio, iba siempre de mi mano cuando íbamos al parque y me contaba cosas alocadas. Era feliz con cualquier regalo, le gustaba mi comida. Iba de mi mano hasta que un día la soltó. Ella creció y mi mano quedó vacía. Aún así, con mi mano vacía, sigo escribiendo. Estela Figueroa (este poema puede escucharse en Estela en la Cúpula - Poesía Ya! 2023 )