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Mostrando entradas de mayo, 2016

Yo en 1935

He perdido el humano instinto de conquista. ¿Acaso lo tuve alguna vez? Siempre he mirado con pena de ausencia las cosas que he querido poseer. Emilia Bertolé (fragmento) (2006) Obra pictórica y poética . Rosario: Municipal de Rosario

El día se completa

El día se completa. Estoy llena de pétalos, dolor. Las piernas ya no pueden bailar. Por eso caigo otra vez, soy una estatua rota, sin rodilla, con las piernas enclenques, con los dedos de los pies heridos. (soy una mendiga que hace años no recibe una limosna). Dafne Pidemunt (2011) El Juego de las Estatuas. Buenos Aires: Ediciones La Mariposa y la Iguana

Vuelve a ti mismo

El principio del mal no se encuentra en el conocimiento erróneo del bien que es el fin de la acción, sino en la infidelidad a sí mismo. Conócete a ti mismo ya no quiere decir, a la manera platónica: conoce dónde está tu bien. Quiere decir: vuelve a ti mismo, a aquello en ti que no te puede engañar. Tu impotencia no es sino pereza para caminar. Tu humildad no es otra cosa que temor orgulloso de tropezar ante la mirada de los demás. Tropezar no es nada; lo malo es divagar, salirse del camino, dejar de prestar atención a lo que se dice, olvidarse de lo que uno es. Toma, entonces, tu camino. [Este] principio de veracidad está en el corazón de la experiencia de emancipación. Jacques Rancière (2016) "La razón de los iguales" en El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual . Buenos Aires: Libros del Zorzal.

No es lo mismo

Estoy agotado, nunca siento que realmente descanso, ni me es suficiente dormir, beber ni cosa alguna aunque se tratase de mirar infinitamente en una pantalla blanca. Desde ahora voy a ser un intuitivo que no es lo mismo que un primitivo, ¿o sí? Mariana Chaud (2008) "Sigo mintiendo" en Dramaturgias (comp. Juan Manuel Nadalini). Buenos Aires: Entropía.

Destino: las nubes

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Mi amiga Yamile viajó por primera vez en avión, de Formosa a Buenos Aires, y escribió este relato sobre la experiencia. Aunque el miedo -por supuesto- no tardó en presentarse, fue rápidamente disipado por la mirada poética (cuando ves las nubes se te pasa), esa misma capaz de transformar rutas aéreas en teorías sobre el amor. Foto: Yamile “Volaaa” decía el último mensaje que recibí antes de poner el celular en “modo avión”. Es hermoso cuando te invitan, arengan, incitan y empujan a volar. Excepto cuando “volaaa” es sinónimo de “dejate de joder”. Pero este no era el caso. Como decía, es difícil, más aún en lo contemporáneo que nos resulta caminar en lo mediano de la vida. Mi primer viaje en avión fue, como casi todo lo que sucede por primera vez, espectacular. La ansiedad se agolpa a cada escalón que te acerca a la entrada. Y de pronto, estás dentro y no se te ocurre cómo algo tan grande pueda mantenerse en el aire. Lo primero que hacés es retratar el momento, tener la foto de

Tarareando todo el día

Tarareando todo el día la nana que me cantaba mi madre para dormirme: A côté de ta mère Fais ton petit dodo Sans savoir que ton père S'en est allé sur l'eau Al principio me fue muy agradable, y poco a poco el placer se tornó melancolía que a su vez se volvió angustia, y ahora trato de pensar en otra cosa... tal vez vaya a dar una vuelta con el perro pero él duerme bien y no le noto muchas ganas de pasear. Tengo que hacerme cargo sola de mis excesos de sensibilidad, y la verdad que debe ser lo más difícil de la vida aquí. Pauline Fondevila (2014) Una casa y un tambor . Rosario: Ivan Rosado.