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Mostrando entradas de febrero, 2024

La analfabeta

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  INDICIOS        Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que cae en mis manos, bajo los ojos: diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa impresa.      Tengo cuatro años. La guerra acaba de empezar.     Vivimos en un pueblecito que no tiene ni estación, ni electricidad, ni agua corriente, ni teléfono.     Mi padre es el único maestro del pueblo. Enseña en todos los cursos, desde el primero hasta el sexto. En la misma aula. La escuela está separada de nuestra casa sólo por el patio, y las ventanas del colegio dan al huerto de mi madre. Cuando me encaramo a la ventana más alta del comedor veo a toda la clase con mi padre delante, de pie, escribiendo en la pizarra negra.     El aula de mi padre huele a tiza, a tinta, a papel, a calma, a silencio, a nieve incluso en verano.     La gran cocina de mi madre huele a animal muerto, a carne cocida, a leche, a mermelada, a pan, a ropa húmeda, a pipí del beb

Cartas a un joven bailarín 3

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  Carta 3   En Venecia, durante un gran festival de verano, la compañía de Martha Graham actuaba en alternancia con el Ballet del Siglo XX. Fuimos invitados a almorzar, Graham y yo, a lo de una dama italiana que se ocupaba del festival y tenía un departamento que daba al Gran Canal, con una vista que nos dejaba sin palabras. Una periodista le preguntó a Martha Graham: -¿Qué siente cuando considera su propio pasado, su carrera, toda su obra? Martha no contestó en seguida, luego se dirigió hacia mí: -Un artista es como Orfeo, camina y su obra sigue como Eurídice. Si se da vuelta, ella desaparece, no hay más nada. Un creador nunca mira detrás de él, avanza, avanza hasta su muerte, le toca a los demás considerarlo y disecar su obra... Él nada busca, avanza, sin retrovisor. Martha Graham ha creado hasta el fin. Enferma, casi impotente, daba su vida a un baile en movimiento. Me haces preguntas acerca del centro... centro del cuerpo, centro del movimiento, centro del espacio... Cada ser huma

Hormiga solitaria

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    Hormiga solitaria Véase también Escuchar, Insectos.             ¿Quién no se ha encontrado alguna vez, en un patio, en un pasillo, sobre un zócalo lleno de polvillo, una hormiga andando sola, haciendo al parecer un recorrido propio, alejada del resto? A veces cuando las veo, me detengo, y las sigo unos instantes. Me pregunto ¿qué sentirá, estando así, solita en la inmensidad?          Siempre dan la impresión de que van a alguna parte. Pero ¿a dónde? Trato de adivinar. ¿Estará perdida? ¿Será que no encuentra el hormiguero? ¿O simplemente que ha decidido ir sola y descubrir por su cuenta nuevos caminos?          Una vez, un amigo de la escuela me compartió un secreto: había diseñado un micrófono muy sensible, con el que era capaz de escuchar el lenguaje del mundo. Una tarde en su casa abrió un armario y me lo mostró: tenía el tamaño de una moneda, era de color negro y estaba lleno de agujeritos. Me contó cómo funcionaba y cómo era su método. Me dijo que después de pasar mucho tiempo