Hormiga solitaria


 
 
Hormiga solitaria
Véase también Escuchar, Insectos.
 
        ¿Quién no se ha encontrado alguna vez, en un patio, en un pasillo, sobre un zócalo lleno de polvillo, una hormiga andando sola, haciendo al parecer un recorrido propio, alejada del resto? A veces cuando las veo, me detengo, y las sigo unos instantes. Me pregunto ¿qué sentirá, estando así, solita en la inmensidad?
        Siempre dan la impresión de que van a alguna parte. Pero ¿a dónde? Trato de adivinar. ¿Estará perdida? ¿Será que no encuentra el hormiguero? ¿O simplemente que ha decidido ir sola y descubrir por su cuenta nuevos caminos?
        Una vez, un amigo de la escuela me compartió un secreto: había diseñado un micrófono muy sensible, con el que era capaz de escuchar el lenguaje del mundo. Una tarde en su casa abrió un armario y me lo mostró: tenía el tamaño de una moneda, era de color negro y estaba lleno de agujeritos. Me contó cómo funcionaba y cómo era su método. Me dijo que después de pasar mucho tiempo haciendo pruebas, escuchando el sonido de las cosas, había podido descifrar algunos misterios, por ejemplo: el lenguaje de los insectos. Me hizo escuchar algunas grabaciones y me dijo que había descubierto algo: que cada hormiga solitaria era distinta a otra, que algunas iban en busca de otros insectos como cascarudos, arañas y moscas y que en esos encuentros intercambiaban información sobre nuevas rutas, posibles escondites, o el simple estado del mundo. Otras tenían objetivos distintos: persiguen un camino de intuición, me dijo. Esas hormigas van en busca de un misterio que tampoco para ellas es demasiado claro. ¡Por eso son misterios! agregó. Y es eso lo que las impulsa a abandonar el hormiguero y buscar nuevos caminos: algunas hacia el río, otras al interior de las paredes o la profundidad de la tierra. Mi amigo ahora, al igual que las hormigas solitarias, está buscando nuevos horizontes: se trepa a los árboles con su micrófono y busca descifrar en las alturas la existencia de mensajes en el susurrar de las hojas los días de viento. Esa tarde, cuando me habló de las hormigas, también me dijo algo. Dijo que si uno anda despierto por el mundo, mirar al suelo puede ser tan extraño o fascinante como mirar al cielo.
        Desde entonces trato siempre de prestar atención, y cuando encuentro una hormiga solitaria en un lugar de la casa, me detengo, la miro y me pregunto: ¿Qué guiará tus pasos hoy, hormiguita?

Damián Pulizzi
Diccionario enciclopédico de las cosas que nos gustan.
Rosario: Libros Silvestres, 2022.

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