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Mostrando entradas de septiembre, 2024

POEMAS DE WESTONIA MURRAY

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  El saquito de té Suelta su secreto A altas temperaturas Me podía quedar quieta Viendo la pava hervir Silbar unos minutos su llamado Como en su momento oí Mi escritura bullendo  Guardada Lo que puede permanecer Tanto tiempo al fuego Tiene que ser poderoso Es cierto que la nieve Simplemente Se deja caer? Es cierto que ahora Sólo me queda eso Y no hablar más Con ella? Cincuenta años me tomó Poner sobre la mesa mis amores Y hablar  Digamos  De aquella axila Llega un momento en que una Debe contarse su vida Y empezar   Por qué no Por esta o aquella pequeñez     Puse en mis poemas Zorros   Abedules Cosas que nunca había visto Pero que mis amantes Nombraban y nombraban Cuando tengo dudas Anahí me dice Cómo no hacerlo Siendo tan hermosos Los abedules que no viste? En dos horas Maia se va a levantar Cierro el cuaderno y vuelvo a la cama Dos mujeres se despiertan juntas El mundo sabe lo que costó Miro la taza El té se ha oscurecido Fui feliz? Westoni...

LOS TRABAJOS

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    Los trabajos                                                                                                                                         A Hebe Uhart   Aunque toda la tanda salió del lavarropas con pedacitos de papel adheridos, porque me olvidé de revisar bolsillos y alguna carilina habrá quedado escondida por ahí, fue una mañana hermosa. Es una mañana hermosa, convertida en mediodía, de domingo muy gris, en silencio. Sin varones, sin hijos. Tan gris que parece un escenario para que yo, que tengo 37 años y soy madre, piense en mi madre a través de los a...

Para no olvidar, Clarice Lispector

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   HABÍA UNA VEZ   Respondí que lo que realmente me gustaría sería por fin escribir un día un cuento que comenzara así: "Había una vez...". ¿Para niños?, me preguntaron. No, para adultos, respondí ya distraída, ocupada en recordar mis primeros cuentos de los siete años, que empezaban todos con "había una vez": los mandaba a la página infantil de los jueves del diario de Recife, y ninguno, pero ninguno fue publicado jamás. Y es fácil entender por qué. Ninguno contaba realmente un cuento con los hechos que un cuento necesita. Yo leía los que publicaban ellos, y todos relataban un acontecimiento. Pero si ellos eran tercos, yo también.   Pero desde entonces yo había cambiado tanto, quién sabe si ahora no estaba preparada para el verdadero "Había una vez". Me pregunté enseguida: ¿y por qué no empiezo? ¿Ahora mismo? Sería sencillo, sentí.   Y empecé. Al escribir la primera frase, vi inmediatamente que todavía me era imposible. Había escrito:   "Había una ve...