PUEDE SER SIN TÍTULO
Ocurre que estoy sentada bajo un árbol, a la orilla del río, en una mañana soleada. Es un suceso banal que no pasará a la historia. No son batallas ni pactos cuyas causas se investigan, ni ningún tiranicidio digno de ser recordado. Y sin embargo estoy sentada junto al río, es un hecho. Y puesto que estoy aquí, tengo que haber venido de algún lado y antes haber estado en muchos otros sitios, exactamente igual que los descubridores antes de subir a cubierta. El instante más fugaz también tiene su pasado, su viernes antes del sábado, su mayo antes de junio. Y son tan reales sus horizontes como los de los prismáticos de los estrategas. El árbol es un álamo que hace mucho echó raíces. El río es el Raba, que fluye desde hace siglos. No fue ayer cuando el sendero se formó entre los arbustos. El viento, para disipar las nubes, antes tuvo que traerlas. Y aunque no sucede nada en los alrededores, el mundo no es más pobre en sus detalles, ni está peor just...