POEMAS DE WALT WHITMAN
A un extraño
¡Extraño que pasas! No sabes con qué anhelo te admiro,
debes ser el que buscaba, o la que buscaba
(viene a mí como en un sueño),
yo, seguramente, en algún lugar viví una vida gozosa contigo,
todo revive cuando nos cruzamos, fluidos, afectuosos,
castos, maduros,
tú creciste conmigo, fuiste un chico o una chica conmigo,
comí y dormí contigo - tu cuerpo dejó de ser sólo tuyo,
y no dejó que mi cuerpo sea sólo mío,
tú me das el placer de tus ojos, rostro y carne, cuando pasas
- toma mi barba, mi pecho, mis manos, a cambio,
no te hablaré - pensaré en ti cuando esté sentado solo,
te esperaré - no dudo de que voy a encontrarte de nuevo,
me aseguraré de no perderte.
Cuando leo sobre la fama conquistada
Cuando leo sobre la fama conquistada por los héroes,
y las victorias de poderosos generales,
no envidio a los generales,
ni al presidente en su presidencia, ni al rico
en su gran casa;
pero cuando leo sobre la hermandad de los amantes,
cómo era con ellos,
cómo a lo largo de la vida, a través de los peligros, el odio,
inmutable, durante mucho tiempo,
en la juventud y en la edad madura y en la vejez,
fueron firmes, afectuosos y leales,
entonces me quedo pensativo - me alejo rápidamente,
lleno de la más amarga envidia.
Walt Whitman, traducción de Griselda García
Calamus, Ediciones en danza
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