POEMAS DE LAURA WITTNER
VECINAS
Las dos fuimos hacia la ventana al levantarnos.
Esa mata de árboles y verdes enredados
de donde salen chillidos y aleteos
que separa su ventana de la mía
es un alivio a cualquier hora.
Las dos fuimos hacia la ventana
pero ella fue casi desnuda.
Los árboles, las lianas, las aves en el medio;
y más allá su cuerpo blanco (tetas grandes, caídas,
y panza señorial) fue también un alivio.
FÁBULA DEL GRAN DANÉS
Yo dije por decir: me gustaría
tener un gran danés, porque en la calle
qué regios quedaríamos.
Él a mi lado, un novio principesco,
y yo despreocupada, conversándole.
Y se me respondió: qué estupidez,
qué proyecto imposible.
¿Quién puede mantener un gran danés?
Es grande, caro, tonto, blablablá.
Alguien que así se expresa, pensé yo,
no te conviene. No sabe interpretar
tus devaneos. Baja el puño
sobre la fantasía salvadora.
Alejate de él. Y me alejé.
SALIMOS DEL CAFÉ
Salimos del café,
cayó la lluvia.
Bien fuerte y bien encima.
Desplegué mi paraguas:
alcanzó para dos.
Cruzamos por el medio
sólo por esta vez:
así sujetos.
Venía un auto pero nos dejó pasar.
No es que anduvo más lento, dadivoso:
frenó; frenó del todo.
A eso me refiero.
Laura Wittner
La altura (Buenos Aires: Bajo la luna, 2016)
Las dos fuimos hacia la ventana al levantarnos.
Esa mata de árboles y verdes enredados
de donde salen chillidos y aleteos
que separa su ventana de la mía
es un alivio a cualquier hora.
Las dos fuimos hacia la ventana
pero ella fue casi desnuda.
Los árboles, las lianas, las aves en el medio;
y más allá su cuerpo blanco (tetas grandes, caídas,
y panza señorial) fue también un alivio.
FÁBULA DEL GRAN DANÉS
Yo dije por decir: me gustaría
tener un gran danés, porque en la calle
qué regios quedaríamos.
Él a mi lado, un novio principesco,
y yo despreocupada, conversándole.
Y se me respondió: qué estupidez,
qué proyecto imposible.
¿Quién puede mantener un gran danés?
Es grande, caro, tonto, blablablá.
Alguien que así se expresa, pensé yo,
no te conviene. No sabe interpretar
tus devaneos. Baja el puño
sobre la fantasía salvadora.
Alejate de él. Y me alejé.
SALIMOS DEL CAFÉ
Salimos del café,
cayó la lluvia.
Bien fuerte y bien encima.
Desplegué mi paraguas:
alcanzó para dos.
Cruzamos por el medio
sólo por esta vez:
así sujetos.
Venía un auto pero nos dejó pasar.
No es que anduvo más lento, dadivoso:
frenó; frenó del todo.
A eso me refiero.
Laura Wittner
La altura (Buenos Aires: Bajo la luna, 2016)
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