Poemas de Laura Wittner

 
PLACERES NOCTURNOS
        
                                                        A Clara

También nosotras nos paramos a sentir la noche
cada una en su barrio pero al mismo tiempo.
Acá hay un cielo gris blanqueado
que huele a agua de río o algo así.
No entro a casa; aspiro hondo,
le pido un deseo único a ese olor.
Y entonces el deseo se atomiza,
átomos del deseo cubren la ciudad:
empieza una lluviecita plana, discreta,
hecha de constancia, que no se escucha
con las ventanas cerradas.
Eso es cumplirse, más o menos.


TUVE SUEÑOS FEOS PERO FUE UNA NOCHE PLÁCIDA

La tormenta trajo chicas que estornudan
en el andén del subte al mediodía
yendo a almuerzos de domingo con la ropa de ayer.
Yo hago lo de siempre: me refriego los ojos,
pienso en mis hijos, pienso en vos, cuento sílabas.
 
 
REMO: HAGO
 
Remo. Hago
que la canoa avance
por el sendero de agua
baja, espesa
tan entre limo y agua.
Es mialgroso
lo que aparece a los costados
pero enseguida
desaparece para atrás.

El festejo es prudente y en voz baja:
paso de mano el remo
ajusto las funciones medio a tientas.

 
VIENTO
 
El viento abrió las puertas del balcón
y en un segundo hizo volar por el living
un río de escombros, todo lo que está suelto
todo lo apoyado en superficies:
cartas de Cars, peladuras de lápiz
expensas, papel crepé en bollitos
dibujos con y sin dedicatoria
un estíquer, un clip desenrollado.
Rugía, ese viento, traía lluvia frenética:
salimos a gritar al balcón
mis dos hijos y yo, porque fue un año duro
y pensé que nos lo merecíamos.


Laura Wittner
La altura (Buenos Aires: Bajo la luna, 2016)

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