Grieta, de Natalia Litvinova

 

  

Descentra
 
¿No cae el alma del centro hacia otro centro cuando llueve?
¿No sos otro con cada cambio de luz, de sombra?
Te entregás a la belleza cuando busca víctimas.
Te entregás.

Y sólo pensabas mirar.


Una sonrisa sin dolor

Aquel día tropecé en el bosque.
Las flores me abrieron heridas.
Mis manos parecían tulipanes rojos.
Entonces comprendí.
No pertenezco al mundo sino a la caída.
Pero el mundo insiste.
Y escribo sonetos a cada flor.
Cuando las heridas cicatrizan
una sonrisa sin dolor
se acostumbra a mí.


Ortigas

Hay dolores sagrados.
Caer sobre las ortigas
y andar con la piel brotada
casi a punto de despegar.


En toda palabra

En toda palabra hay un dios.

Estar en silencio es rezarle.


Nidos

    El polvo cubre lo que relumbra. El vacío se agita
en la mano. Quien llega adelanta su partida.

    El césped cobija.

    Pero hay heridas en la tierra. Árboles crucificados
en el horizonte.

    Un cielo extraño bordado a mano.
    Miedos como pájaros.
    Y nidos entre las costillas.


Alguien

Alguien limpia
con un pañuelo

transparente

donde me nace
la angustia.

Ojalá sea tu mano.
Ojalá te ensucie.


Nutrir

Las horas atraen horas. Las luces adoran
sombras.

Y tu ausencia... (No,
sus fuertes brazos. Los he nutrido.
No me sueltan).


Barro

    Amo cuando la noche se equivoca y regala
a otro mi insomnio.

    Al pájaro que se separa de la bandada.
A la bandada que vuelve por el pájaro.

    A los que no tallan la vida.
 
    Y juegan con el barro.


Letanía

Hay una luz. Me sigue. Proviene de abajo.
¿Es Dante  - es Cristo?
Es lo que tanto nombré. Para que no se cumpliera.


Fin de temporada

La estación se retira en la hora triste
donde las hojas saludan la luz envejecida.
Ráfagas de polvo envuelven los monumentos.
Cómo no llorar o maldecir el viento,
si una muerte bella
es más cruel que cualquier otra muerte.


Natalia Litvinova
Grieta (Buenos Aires: Gog y Magog Ediciones, 2012)

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