POEMAS DE PAULA NOVOA

 
 

 
La siesta

Habité en silencio mi infancia,
caminé en puntas
para no despertar a mi madre de sus siestas.
Cada tanto extraño a la niña
que gritaba hacia adentro.


Prestidigitadora

Cuando quiero saber de la tristeza
digo tu nombre
para que un pájaro sobrevuele mi casa
y la convierta en nido.


Hierbacarmen

El aroma a cedrón trae
al fantasma de Carmen.
Ella ponía hojitas en el mate
y olvidaba a los hijos muertos,
la vergüenza de la carne,
la soledad elegida por desconfianza.

Cuando mi abuela arrancaba una hoja de cedrón
con un movimiento, siempre el mismo,
ordenaba el mundo en ese gesto.
El sol volvía a ser sol,
el agua era de nuevo agua,
el cielo era cielo y ella,
era justo ese momento con su nombre.


Paula Novoa, del libro Flores a mis muertos

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