Una gestión sensible

Oh, por favor señor policía,
estoy perdida en el bosque.
Tengo las encías ardidas
de tanto masticar hierba y corteza.
Y de pronto, conmovida de la mente
por el ayuno y la ingesta de setas,
caí en un emplasto de agujas de pino
y me dormí.
"Hágase la ley" soñé en voz alta
y recordada vi la luz en el aceite
tirante de sus botas.
Lléveme montada y dolorida
donde sea que usted sepa
que hay un estanque, deme
mate y deme también de comer.
A usted se le debe ir bien la caza,
cédame su Bremer escote V.
Deme, deme, deme un atracón
de leche, policía estoy hambrienta
como una nena, escuche
cómo me cimbra el abandono.
Si estuve al filo de la muerte
y su filo me abrió el gollete,
perdóneme la sangre en el nailon
de mi vestido, perdóneme
las muelas secas y podridas
como castillos, perdóneme
y me bese, ¿es que no ve
que estoy al comando
de una gestión sensible?

Fernando Callero
(2012) Una destrucción muy fina. Buenos Aires: Determinado rumor (EBook).

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