Diario Inconsciente
Nos ponemos en ronda en ese lugar al que llaman La Cabaña . Por turno, decimos quiénes somos o lo que podemos recordar. Después vienen las preguntas, simples, el grupo de terapeutas habla como si fuésemos integrantes de un jardín de infantes. Soy de los más jóvenes. Hay gente mayor, casi llegando a viejos, la mayoría reincidentes, son los que mejor conocen los beneficios del lugar, recomiendan tal o cual comida del buffet, tienen enfermeras preferidas, parecen estar cómodos. Después de que alguien habla, se aplaude. Un hombre del que me haré cercano dice: "Vine acá por tercera vez, soy alcohólico". Aplausos. * Durante años dejé de escribir. No tenía nada para decir, casi no hablaba. Escribir es un diálogo, un cauce, un desahogo. La crisis había arrasado las palabras, quedaron secuelas, escombros. La recuperación fue lenta, movimientos pequeños, imperceptibles al principio. En lo que respecta a la escritura, se puede volver a comenzar haciendo ejercicios muy sencillo...