Mi amiga Yamile viajó por primera vez en avión, de Formosa a Buenos Aires, y escribió este relato sobre la experiencia. Aunque el miedo -por supuesto- no tardó en presentarse, fue rápidamente disipado por la mirada poética (cuando ves las nubes se te pasa), esa misma capaz de transformar rutas aéreas en teorías sobre el amor. Foto: Yamile “Volaaa” decía el último mensaje que recibí antes de poner el celular en “modo avión”. Es hermoso cuando te invitan, arengan, incitan y empujan a volar. Excepto cuando “volaaa” es sinónimo de “dejate de joder”. Pero este no era el caso. Como decía, es difícil, más aún en lo contemporáneo que nos resulta caminar en lo mediano de la vida. Mi primer viaje en avión fue, como casi todo lo que sucede por primera vez, espectacular. La ansiedad se agolpa a cada escalón que te acerca a la entrada. Y de pronto, estás dentro y no se te ocurre cómo algo tan grande pueda mantenerse en el aire. Lo primero que hacés es retratar el momento, tener la foto de ...