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Mostrando entradas de octubre, 2016

LOS JARDINES DE LA NOCHE

EL ARCO Y LA FLECHA Tras disparar la única flecha que me quedaba desaparecí dentro de la copa de un ciprés. Ahora anido en el arco. No hay peligro alguno: en las fuertes tormentas el viento cuida de mí y guarda los deseos en las raíces, entre las ramas                         como los pájaros floreceré en primavera. DONDE HUBO Donde hubo cenizas el viento queda al aire plumas hojas y copitos de algodón! en el aire                alas en el viento                 fuego. PASAJERAS Tras subirme al tren de las dudas y ver pasar a los árboles desnudos de la memoria tras deshojar las certezas y dejar caer mi mejor vestido rojo tras inventar sueños, bien despiertos y hacer crecer estrellas desde la tierra tras morir y dejarme ir con la muerte, pasajera de este tren declaro mi inocencia                                         fecunda como un sol naciente                                        de las sombras. María Montserrat Bertrán (2012) L

Poema de Mariana Finochietto

A veces, sobre todo en las mañanas, ella canta. Y su voz es un murmullo que rebota contra las paredes de la casa, se pierde entre la ropa de los hijos, en la cama tendida, enorme, inmaculada. Canta bajito, quedamente, para no despertar a los fantasmas. A veces, sobre todo en las mañanas, desde la ventana mira el cielo. Y no sabe si esta herida en el pecho es angustia o son alas. Mariana Finochietto (extraído del blog de Valeria Pariso: La Ficción del Olvido )

LEONA

[...] En el corto tiempo de gracia antes de la caída, las mujeres, esos yuyos siempre demasiado crecidos, andamos por ahí, perdidas y felices, esperando lo que no suele llegar: la compañía del hermano que no tenga terror a lo desconocido, a lo sensible. No el hermano que pueda impedir la caída sino ese que elija caer junto a nosotras, desobedeciendo la ley que establece la universalidad de la conquista, la belleza de la bota del cazador sobre el cuello partido de la leona y de su cría. El hermano incapaz de levantar su brazo para marcar a fuego la espalda de la hermana [...]. Claudia Masin (2015) La cura (fragmento). Buenos Aires: Hilos Editora.

La isla

Es la hora del amanecer, el cielo estriado por minúsculos cauces rojo-escarlata; tengo un nido nuevo y me dedico a raspar un palo con una navaja, lo dejo suave, cuando termino de rasquetearlo lo guardo. Durante el atardecer suelo hacer collares o cualquier otra cosa sin significado: levantar una pera dulce, un poco podrida, pero dulcísima. Mordisqueando una pera te das cuenta que estar solo en la hora roja de la tarde es como dejar que del cuerpo salga una hoja y de esa otra y otra. * Hay días en los que me hundo en el agua y no sé si por influjo de la luna o por un simple movimiento del sol puedo deslizarme sobre la tierra tan sinuosamente como una serpiente con aros de color azul intenso desde la cola a la boca, pero ese cuerpo de serpiente pálido y embozado no soy yo, quisiera poder aclarar cerca de tus oídos algunas de estas cosas, me has dicho que no es posible por ahora, ya que las nuevas ocupaciones te llevan todo el día y también que tu vida es mejor

OLIVERIO GIRONDO

RESTRINGIDO PROPÓSITO Demasiado corpóreo, limitado, compacto. Tendré que abrir los poros y disgregarme un poco. No digo demasiado. TÓTEM ¿Merezco su presencia? ¿Me sacaré el sombrero? Bien plantado en la tierra, las nubes se enmarañan en sus duros cabellos. Me detengo y escucho. Sus millares de manos rasguean en el aire una canción de lluvia: "El clamor de lo verde". Torna luego a la calma. Aunque vive tan alto que ignora mi existencia no quiero perturbarlo. ¡Quién pudiera decirme si es un dios o es un árbol! Oliverio Girondo (2005) "Persuasión de los días" en Oliverio Girondo. Antología . Editorial La Página y Editorial Losada: Buenos Aires.